Detrás del instante: el clic tras el K.O.
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Haciendo memoria de los deportes que más me ha impactado fotografiar y la dificultad técnica que entrañaban siempre me viene a la cabeza el boxeo. Me fascina esa mezcla de delicado baile como de ballet con la súbita descarga de golpes. Así que vamos a hacer un pequeño viaje en el tiempo. Retrocedamos 77 años para rememorar a uno de los grandes, un joven afroamericano nacido como Cassius Marcelus Clay Jr. en la sureña Kentucky en 1943. Alguien que, como la arcilla, que es lo que significa su apellido, se acabó moldeando en leyenda bajo el nombre de Muhammad Ali.
«Flota como una mariposa, pica como una abeja», decía. Y en la foto, de un combate en 1965, podemos ver cómo clavó todo su aguijón en Sonny Liston tras poco más de dos minutos de combate. K.O. técnico, fin de la partida. La imagen, magistralmente plasmada por el fotógrafo Neil Leifer, lo tiene todo. Su brazo todavía flexionado tras haberle propinado un derechazo brutal, la rabia en su rostro y Liston derrotado, inerte, formando todo un triángulo que da sentido estético a toda la composición. Es violencia, pero es tan bella.
Pongámonos en el pellejo de esos fotógrafos. Los púgiles no paran de moverse por el cuadrilátero. Bailes y tanteos, movida calma que desemboca en tormenta de golpes. Siempre con la sensación que ese golpe puede ser el último, el que traiga el K.O. que hay que fotografiar. Hoy en día es relativamente fácil: cámaras que disparan hasta 20 fotos por segundo, enfocan continua y automáticamente, incluso detectando el ojo a enfocar. Pero esto es ahora, en 2020. Hace 55 años no había enfoques automáticos ni cámaras que dispararan a más de 1 foto por segundo, solo trucos y mucho instinto.
Lo bueno de esta foto es que para saber cómo se trabajaba entonces no hay que hacer mucha ingeniería inversa, tan solo fijarse al fondo de la imagen, en el esquinazo del cuadrilátero, donde ubicaban a los fotógrafos. ¿Qué se ve? Disparidad de cámaras y de técnicas, y es que la de los 60 fue la década en que la fotografía cambió para siempre.
Desde los años 30 hasta esa fecha, las cámaras que mayoritariamente usaban los fotógrafos eran dos: Leicas, telemétricas de 35mm, y Rolleiflex, réflex de doble objetivo y formato de película 6x6 cm, con la que está hecha la foto. La primera proporcionaba un sistema compacto, fiable, pero con el problema de que se enfocaba por un visor pero se encuadraba por otro cuando se usaba un objetivo distinto al 50mm. La segunda, la combinación de calidad extrema por el tamaño de película mayor junto con soberbias ópticas Carl Zeiss. Pero en 1959 cambia todo y la hegemonía alemana se ve rota por la irrupción de las cámaras réflex japonesas, de Nikon, sobre todo. Lo que ves es lo que fotografías, sin importar el objetivo que uses, sin visores suplementarios.
En cuanto a técnicas fotográficas, obviando el instinto del fotógrafo para disparar en el momento preciso, se observan dos modos de trabajo: uso de luz ambiente y objetivos gran angular. El fotógrafo ajusta la velocidad de obturación, tiempo que entra la luz a la película, de tal forma que la foto no salga movida, y un diafragma, como la pupila del ojo, que le permita tener suficiente profundidad de campo. Con estos ajustes, el fotógrafo solo tendrá que centrarse en el enfoque. O ni eso, porque con los objetivos grandes angulares con enfocar a unos 3 metros se asegura que todo se vea nítido, por lo que solo tiene que apretar un botón. Por otro lado, se ve a un fotógrafo con una Rolleiflex y un flash. El rápido destello para congelar la acción y un diafragma alto asegura que todo se vea enfocado. Lo que definían como «F8 and Be There».
La relación de Neil Leifer y Muhhamah Ali duró mucho tiempo y fructificó en otras numerosas fotografías icónicas del deportista. Pero esta, sin duda, es la definición de lo que es el boxeo. Una última curiosidad: de haber estado allí, no quisiera haber sido el fotógrafo que se ve al fondo en esta instantánea emblemática, pasar a la historia como el que estaba allí y no pudo hacer la foto de su vida porque Ali estaba de espaldas. Eso me dejaría K.O.
Texto: Fernando Blanco
Muhammad Ali posa junto a Neil Leifer y una copia de la icónica imagen que nos ocupa
«Flota como una mariposa, pica como una abeja», decía. Y en la foto, de un combate en 1965, podemos ver cómo clavó todo su aguijón en Sonny Liston tras poco más de dos minutos de combate. K.O. técnico, fin de la partida. La imagen, magistralmente plasmada por el fotógrafo Neil Leifer, lo tiene todo. Su brazo todavía flexionado tras haberle propinado un derechazo brutal, la rabia en su rostro y Liston derrotado, inerte, formando todo un triángulo que da sentido estético a toda la composición. Es violencia, pero es tan bella.
Pongámonos en el pellejo de esos fotógrafos. Los púgiles no paran de moverse por el cuadrilátero. Bailes y tanteos, movida calma que desemboca en tormenta de golpes. Siempre con la sensación que ese golpe puede ser el último, el que traiga el K.O. que hay que fotografiar. Hoy en día es relativamente fácil: cámaras que disparan hasta 20 fotos por segundo, enfocan continua y automáticamente, incluso detectando el ojo a enfocar. Pero esto es ahora, en 2020. Hace 55 años no había enfoques automáticos ni cámaras que dispararan a más de 1 foto por segundo, solo trucos y mucho instinto.
Lo bueno de esta foto es que para saber cómo se trabajaba entonces no hay que hacer mucha ingeniería inversa, tan solo fijarse al fondo de la imagen, en el esquinazo del cuadrilátero, donde ubicaban a los fotógrafos. ¿Qué se ve? Disparidad de cámaras y de técnicas, y es que la de los 60 fue la década en que la fotografía cambió para siempre.
Desde los años 30 hasta esa fecha, las cámaras que mayoritariamente usaban los fotógrafos eran dos: Leicas, telemétricas de 35mm, y Rolleiflex, réflex de doble objetivo y formato de película 6x6 cm, con la que está hecha la foto. La primera proporcionaba un sistema compacto, fiable, pero con el problema de que se enfocaba por un visor pero se encuadraba por otro cuando se usaba un objetivo distinto al 50mm. La segunda, la combinación de calidad extrema por el tamaño de película mayor junto con soberbias ópticas Carl Zeiss. Pero en 1959 cambia todo y la hegemonía alemana se ve rota por la irrupción de las cámaras réflex japonesas, de Nikon, sobre todo. Lo que ves es lo que fotografías, sin importar el objetivo que uses, sin visores suplementarios.
En cuanto a técnicas fotográficas, obviando el instinto del fotógrafo para disparar en el momento preciso, se observan dos modos de trabajo: uso de luz ambiente y objetivos gran angular. El fotógrafo ajusta la velocidad de obturación, tiempo que entra la luz a la película, de tal forma que la foto no salga movida, y un diafragma, como la pupila del ojo, que le permita tener suficiente profundidad de campo. Con estos ajustes, el fotógrafo solo tendrá que centrarse en el enfoque. O ni eso, porque con los objetivos grandes angulares con enfocar a unos 3 metros se asegura que todo se vea nítido, por lo que solo tiene que apretar un botón. Por otro lado, se ve a un fotógrafo con una Rolleiflex y un flash. El rápido destello para congelar la acción y un diafragma alto asegura que todo se vea enfocado. Lo que definían como «F8 and Be There».
La relación de Neil Leifer y Muhhamah Ali duró mucho tiempo y fructificó en otras numerosas fotografías icónicas del deportista. Pero esta, sin duda, es la definición de lo que es el boxeo. Una última curiosidad: de haber estado allí, no quisiera haber sido el fotógrafo que se ve al fondo en esta instantánea emblemática, pasar a la historia como el que estaba allí y no pudo hacer la foto de su vida porque Ali estaba de espaldas. Eso me dejaría K.O.
Texto: Fernando Blanco
Muhammad Ali posa junto a Neil Leifer y una copia de la icónica imagen que nos ocupa