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"Fui la primera niña en triatlón, no tenía con quién entrenar"

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Cuando Perdi llegó a la vida de Ana, una preciosa perrita adoptada por ella y su novio, mestiza entre Pointer y Setter, a ambas les cambió la vida. En el caso de Perdi es lógico el porqué; en el de Ana fue porque no solo se convirtió en una compañera de vida sino de entrenamiento. Ahora practica el canicross –disciplina en la que la persona y el animal compiten unidos por un arnés–, pero a sus 26 años ha llegado a rozar la élite del duatlón y el triatlón con la punta de los dedos. Despierta e inquieta se hace hueco entre sus recuerdos y poco a poco va desmigando, entre fechas y anécdotas, una impecable trayectoria deportiva, de la que se queda, especialmente, con las sensaciones que le ha dejado. Con las experiencias. Con el agua helada del río en su primera competición de triatlón, con el miedo a nadar en mar abierto, con las concentraciones de la selección de Castilla y León, que rememora como si del mejor campamento de verano se tratase; con el esfuerzo psicológico de vencerte a ti mismo en una carrera tras haber caído varios puestos. Con remontar, en las competiciones y en la vida. Con la satisfacción de haber cruzado metas a nivel nacional y mundial. Fuese en el puesto que fuese.

Ana Ruiz, natural de Valladolid, sufrió tras graduarse en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte (Cafyd) unas dolencias que le mantuvieron alejada del deporte durante alrededor de un año. Ana, que con tan solo 12 años compitió por primera vez en triatlón y a los 21 lo hizo en el campeonato del mundo de duatlón por categorías de edad; Ana para quien una de las peores sensaciones es no poder practicar lo que ella misma define como “un auténtico estilo de vida”; para ella, volver a tener una motivación por la que salir a correr era algo indispensable. Y esta fue, en gran medida, su perrita Perdi. Las dos comenzaron a entrenar juntas y tan buenas estaban siendo las sensaciones que se animó a probar la disciplina del canicross. Ya ha participado en dos, la última, la organizada en Valladolid  el pasado 30 de octubre, en la que consiguió el primer puesto en la modalidad popular de 4 kilómetros. “Es una experiencia impresionante por la vinculación que se crea entre el perro y tú, que va todo el rato pendiente de ti, mirando de reojo para ver cómo vas”. “Me ha encantado este deporte y animo a todo el mundo que tenga perro a que lo pruebe. Es algo muy especial”, explica. Eso sí, recuerda la importancia de un entrenamiento previo para que el animal se acostumbre a ir unido y a estar rodeado de otros corredores y perros. Algo que ella propone hacer junto a un club, como el nacional Mushing Atletismo Arroyo, que dinamiza la práctica de este deporte, y que a principios de año organizará una liga provincial de canicross. ¡Atentos!



Pionera en el triatlón infantil
Que una de las mejores vacaciones de Ana fueran las que dedicó, con 7 años y su familia, a hacer el Camino de Santiago en bici, dice mucho de sus pasiones y su espíritu deportivo, que ha mamado de sus padres. Dedicó varios años al baloncesto hasta que el triatlón llegó a su vida un poco por casualidad. Y sobre todo curiosidad. “Me llamó la atención porque combina las dos disciplinas que más me gustan, carreras y ciclismo, junto al valor añadido de la natación”, explica Ana. Pero se encontró con un problema, no existía ninguna escuela para niños en Valladolid, lo que motivó que en su instituto se creara una sección dedicada a este deporte. “A partir de ahí hicimos un grupo muy variopinto con gente de todas las edades. Yo tenía 12 años, una edad tardía, pues ahora los niños suelen comenzar con 5”, comenta. “Me convertí un poco en la pionera del triatlón entre las niñas, era la única, y como además éramos muy pocos chavales nos incluían en las distancias de los mayores. Así que, puede decirse que me curtí bien -(ríe)-  no nos quedaba otra opción”. Y esto, para Ana, no era más que el comienzo de unos éxitos deportivos que no tardarían en despegar.

 

“Tercera de España. No me lo creía”
“Cuando cruzaba la línea de meta oí por megafonía mi nombre seguido de ‘tercera de España’ y no me lo creía”. Ana tenía 20 años cuando se clasificó automáticamente para el campeonato mundial de duatlón tras quedar tercera en el Campeonato de España de distancia Olímpica en su grupo de edad  (de 20 a 24 años). Fueron un total de 10 kilómetros corriendo, 40 en bici y otros 5 corriendo de nuevo los que Ana superó con maestría ganándose el pase al mundial, que se celebraba en Pontevedra. “Fue una suerte que fuese en España pues, de otro modo, no habría podido asumir los gastos de salir al extranjero, que corren por cuenta del atleta”. Y esto fue lo que le sucedió, unos años después, tras quedar segunda en el nacional de Avilés, cuando, a pesar de tener plaza de nuevo para el mundial, no pudo asistir al no poder costearse los gastos de salir al extranjero. Una lacra que persigue a muchos deportistas.

Al menos, su primer y único mundial, de momento, no le dejó pódium pero sí un recuerdo impagable y una excelentísima sexta posición. “Verme entre las mejores, fue algo muy emocionante y ya solo el hecho de entrar en meta fue algo grandioso. El puesto ya daba igual”. Aunque asegura que llegó a sentirse fuera de lugar,  “la preparación de las otras atletas era impresionante, y es que en España, tanto el duatlón como el triatlón, no está en auge, pero en países como Canadá, EE.UU. o Australia es una auténtica forma de vida”, comenta Ana.



De rozar la élite deportiva a formar a futuros campeones
El torbellino Ana es imparable e intentó hacerse un hueco en la categoría de élite. Un mal año físicamente  y el altísimo nivel del Campeonato de España de duatlón en la categoría élite, celebrado en Soria, le dejó fuera de la competición. "Me siento orgullosa de haber llegado hasta ahí. Ya fue un logro compartir salida con duatletas que admiro y que para mí son un icono, pero había que ser realista y ese año no estaba para ello tras los achuchones físicos, pero decidí tomar la salida a pesar de todo. Fue un premio estar ahí".
Actualmente no cuenta con demasiado tiempo para entrenar, pues combina sus estudios de 3º del Grado de Fisioterapia con su trabajo como entrenadora en la Escuela de Triatlón de Laguna de Duero, junto con Sergio y Óscar. Esta nació en 2015 con solo cinco niños y ahora cuenta con 13, con edades comprendidas entre los 5 y los 15 años¬. “Es un logro y un orgullo haber crecido tanto en solo un año. Es algo muy importante para mí porque me veo reflejada en ellos, me hacen recordar mi evolución y lo que yo pasé”, explica Ana. Y es que no es fácil sacar tiempo y dedicar tu juventud a un entrenamiento al más alto nivel. Ana, ¿cómo era el día a día en la vida de una joven atleta como tú? “El apoyo de tener al lado a alguien que entiende el sacrificio en tiempo y emocional que conllevan tales entrenamientos es esencial. Durante mis estudios de Cafyd en León acostumbraba a entrenar prácticamente sola ante la falta de gente de mi edad en duatlón y triatlón”, relata Ana. “Ya en Valladolid, con el Club Deportivo de Laguna de Duero, todo fue más exigente, con jornadas que comenzaban levantándome a las 6:00 a.m para ir a nadar a la piscina y terminaban a las 22.00 p.m, combinando entrenamientos, clases y estudio. En realidad vivía sin tiempo y me sometí a mucho estrés”, reconoce. “Pero es así como se llega a la élite”.

Ahora ha bajado el ritmo y asegura que tiene otras prioridades. A su alcance está destacar en la otra cara del deporte: el entrenamiento y la formación de niños. “Mis estudios y el trabajo en la escuela triatlón centran ahora mis esfuerzos y me tomo el deporte como una vía de escape. Antes era más una obligación, ahora, un estilo de vida”. Tras sacarse también el curso de entrenadora nacional de triatlón (en Madrid), Ana asegura que ver el deporte desde el otro lado se ha entusiasmado con la idea de poder llegar a hacer de los niños grandes atletas. “Verles evolucionar desde cero y llegar a lo más alto me parece muy enorgullecedor, aunque también muy duro tener que dejar a otros por el camino por no estar preparados”, explica.

Al final, todo en la vida gira en torno a una pasión y Ana tiene la suerte de haberla encontrado. Cuando le preguntamos qué mensaje lanzaría a los más jóvenes apunta con determinación al género femenino: “parece que los chicos son los que siguen teniendo más presente el deporte, por eso animo especialmente a ellas a que no lo dejen de lado en sus vidas, pues tener un equilibrio tanto mental como físico es lo que nos va a hacer funcionar bien”, sentencia. ¿Te has sentido alguna vez desplazada como mujer en tu carrera deportiva?, le preguntamos. Su respuesta es negativa, pero sí lanza un llamamiento de visibilidad hacia el deporte de élite femenino, “el triatlón se está haciendo más mediático gracias a figuras como la de Javier Gómez Noya, pero poco se sabe de Ainhoa Murua o Míriam Casillas. Las competiciones de mujeres se relegan siempre a un segundo plano u horarios de menos audiencia. Pero ellos y ellas, todos, entrenamos, competimos y nos esforzamos igual”.


Fotografía: Jose C. Castillo
Texto: Sonia Vidal 

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